HORA SANTA 2011
Como cantos a lo largo de la celebración: recomendamos si se conocen Tierra firme, te siento en mis pies descalzos, Como el Padre me amó así os he amado, Al amor más sincero (Javi Sanchez). Vamos a estar 2 minutos en silencio, alguien chasquea los dedos cada 7 segundos. Un voluntario lee el siguiente texto.
Un chasquido de dedos cada 7 segundos,
Un ruido en la noche oscura,
Un ruido imperceptible para muchos entre el bullicio
Un ruido más, apagado por un mundo que no quiero oír,
Un ruido maquillado por políticas que no cuestionan las dinámicas excluyentes del sistema justificando la supuesta inevitable presencia de pobreza y sufrimiento
Un ruido acallado por nuestros televisores, nuestro consumo, nuestra vida virtual.
Un ruido capaz de ensordecernos si lo escuchamos,
un ruido por el que no podemos dormirnos,
que nos llama a velar y orar, a denunciar, luchar, cambiar y construir.
Un chasquido de dedos cada 7 segundos,
puede no decirnos nada o puede despertarnos de esta nana consumista,
que nos liga a ritmos de vida inhumanos e insostenibles.
Un chasquido de dedos cada 7 segundos,
cada chasquido es la muerte de un niño menor de 10 años,
cada 7 segundos un niño muere de hambre o enfermedad curable en este mundo que hemos construido, así Padre colaboramos con tu creación…
Cada 7 segundos, este es el gran drama de nuestro tiempo, como tantos han denunciado, tenemos recursos para evitarlo pero cada día 37.000 personas fallecen de hambre y más de mil millones (casi 1/6 parte de la humanidad) sufre malnutrición permanente.
Cada 4 minutos un niño se queda ciego por falta de vitamina A,
Cada X los refugiados del hambre intentan venir a Canarias y son rechazados por métodos militares.
Cada …
Volvemos a estar 2 minutos en silencio, alguien chasquea los dedos cada 7 segundos.
Tras hacernos más consciente del sufrimiento en el mundo, de la presencia del maligno. Nos sentimos solidarios con el sufrir de tantos hermanos pero también responsables y copartícipes de él en tanto participamos del pecado, creador del sinsentido que habita en nosotros, conscientes. El sufrimiento no nos es extraño, es de todos, nos pertenece en algún grado, en parte como verdugos y en parte como víctimas.
Al contemplar tanto sufrimiento quedémonos por fin sin palabras, dejemos que el silencio acune nuestras lágrimas por el futuro arruinado de tantos seres inocentes. Y busquemos a Dios, que habita en lo hondo de cada uno. Mudos, sin justificaciones, busquemos a Dios.
Llamamos a tu puerta, Señor, estamos aquí, queremos estar contigo en esta hora definitiva, estamos aquí, sabemos que tú también estás y oremos todos juntos así:
¡Oh Espíritu Santo!
Danos misericordia,
para no apartar la mirada y el corazón de los rostros de los que sufren, y dejarnos conmover por su dolor.
para cambiar de vida al descubrirnos ligados unos con otros,
para compartir con ellos la ternura y el consuelo, la esperanza y el sentido.
¡Oh Espíritu Santo!
Muéstranos el camino para sentir compasión por todo aquello que causa sufrimiento a los hombres: las enfermedades, las desdichas, las querellas y los odios, las catástrofes naturales, las guerras, etc.
Muéstranos el camino para vivir desde este impulso compasivo, del que puede nacer un fruto precioso: vivir la vida de la humanidad como mi propia vida.
¡Oh Espíritu Santo!
Danos constancia para orar por este mundo injusto en el que vivimos,
haznos descubrir que sin hombres que oren, ‘el poder de las tinieblas’ (Lc 22, 53) incrementaría aún más su fuerza.
¡Oh Espíritu Santo!
Danos tu fuerza que nos ayude
a rasgar las cadenas que oprimen a tantos,
a cuestionar las injusticias que caen sobre los demás débiles,
a denunciar las estructuras de opresión.
¿Qué hace Dios ante el sufrimiento del mundo?
Lectura pausada de los siguientes textos y del evangelio.
Jesús se enfrentó al poder del mal, entró en conflicto con los poderosos que mantenían al pueblo oprimido, que distorsionaban a su favor la imagen de Dios, que colaboraban con un sistema injusto que ponía por encima de la persona al dinero, que marginaba por impuros a extranjeros y enfermos, que culpabilizaba al enfermo por su dolencia ‘sino pecó él, pecaron sus padres’, que había puesto la ley por encima del hombre, convertido el templo en un mercado o el mercado en el templo. Jesús cuestionó la blasfemia de quienes habían convertido a Dios en un ídolo manejable y denunció que el Dios que mostraban no era el Dios de la Alianza, aunque fue Él el condenado por blasfemo…
Jesús sabe que saldrá mal parado del enfrentamiento con los dueños de las tinieblas, y decide irrevocablemente subir a Jerusalén, donde afrontará la violencia del mal, la pascua no ocurre porque sí, sino porque Jesús afronta el conflicto con la religiosidad establecida, con la complicidad de los jefes del pueblo y las fuerzas de la ocupación romana. Ante las posturas tomadas conscientemente a lo largo de su vida, no podía huir y renunciar a lo que era y pactar con los intereses del Enemigo, tras la dura pelea en el desierto de Judea, Jesús volverá a enfrentarse con el Mentiroso, llega ‘la hora y el poder de las tinieblas’, no seamos ingenuos, no menospreciemos el inmenso poder del mal…Jesús no lo hizo.
Entonces va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y dice a los discípulos: Sentaos aquí, mientras voy allá a orar. Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia. Entonces les dice: Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo. Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieras tú. Viene entonces donde los discípulos y los encuentra dormidos; y dice a Pedro: ¿Conque no habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil. Y alejándose de nuevo, por segunda vez oró así: Padre mío, si esta copa no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad. Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados. Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas palabras. Viene entonces donde los discípulos y les dice: Ahora ya podéis dormir y descansar. Mirad, ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores. ¡Levantaos!, ¡vámonos! Mirad que el que me va a entregar está cerca. (Mt 26, 36-46)
En Getsemaní se hace palpable su decisión y su soledad. Se hace evidente que sabe lo que va a pasar, y que está dispuesto a pasar por ello. Jesús llora ante el poder del mal:
‘comenzó a sentir tristeza y angustia. Entonces les dice: Mi alma está triste hasta el punto de morir’. Jesús lloró. Dios llora.
En la oración de Getsemaní, Jesús se siente solo, por la torpeza y cansancio de los suyos, ni siquiera sus amigos comprenden su decisión y entienden lo que va a pasar… ellos, ciegos e inconscientes, duermen mientras él ve lo que se le viene encima,
¿Conque no habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil.
En la oración de Getsemaní, Jesús sabe que no está solo, Dios está de su lado… aunque no pueda librarle de ese cáliz, aunque no pueda intervenir en la historia, aunque aparentemente nada cambie, todo cambia. Preparado y confiado en la fuerza de Dios, sin ser arrastrado por nadie, apoyado interiormente, aunque despojado de armaduras como David ante Goliat. Jesús consiente a ese amor que viene y nos toma, da su sí filial. Dios no violenta nunca la libertad de hombre, tampoco la de su hijo.
‘no sea como yo quiero, sino como quieras tú’ (…) ‘Padre mío, si esta copa no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad’
En esta noche de oración en Getsemaní, Jesús refuerza su confianza en el Abba, quizás en el peor momento de su vida sigue descubriendo que su Padre le ama y protege, por ello Jesús, vulnerable, pero firme y con ánimo fuerte, con la confianza invencible de quien ‘ha conocido y creído’ lleva la decisión a las últimas consecuencias, actúa, afronta libre y valiente el conflicto, la hora del mal ha llegado, que no ni escapatoria sin traicionar todo lo que dicho y hecho,
‘les dice: Mirad, ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores. ¡Levantaos!, ¡vámonos! Mirad que el que me va a entregar está cerca’.
En esta hora de la conciencia, de la entrega definitiva, Jesús asume que ha llegado la hora de dar la vida. Jesús se enfrenta al conflicto no desde la pasividad sacrificial, como quien ‘es llevado’ a la muerte presionado por las circunstancias, se dirige a ese combate desigual que le llevara al patíbulo, Cruz como oveja llevada al matadero pero voluntariamente;
‘el Padre me ama, porque yo doy mi vida para tomarla de nuevo. Nadie tiene poder para quitármela; soy yo quien la doy por mi propia voluntad’ (Jn.10,17-18)
Si Jesús quiere en esta noche oscura dar la vida por cada uno de nosotros, por nuestras heridas, por nuestro pecado, por nuestro sufrir, por nuestro mal moral, por nuestra frágil condición. Por ti, yo doy la vida por ti, quizás hoy no lo sepas o no lo quieras ver, pero cuando me entregué libremente y sin violencia alguna pensaba en ti, en que tú necesitabas hoy que yo te mostrara el camino del sentido.
Dejaremos unos 10 minutos de silencio para que los presentes puedan contemplar y orar
Canto: Tierra firme, te siento en mis pies descalzos,
¿Qué hacemos nosotros ante el sufrimiento del mundo?
Contemplemos a Jesús, su silencio, su oración, su tristeza y angustia, su petición de compañía y oración a sus amigos más íntimos, sus perseverancia en pedirles por segunda vez que velen y oren para acabar desistiendo, su confianza en Dios, su afrontar el conflicto, su mantenerse en sus opciones vitales, su aceptar su vulnerabilidad y utilizar como única coraza de protección la confianza en Dios, su acción decidida: ¡Levantaos!, ¡vámonos!, su no querer sufrir pero aceptar el sufrimiento, su sí filial, su respuesta amorosa al amor primero: darlo todo, hasta la vida(no hay amor tan grande).
La actitud de Jesús debería engendrar en nosotros un deseo firme, una capacidad nueva: estar con Él, subir con Él a Jerusalén y acompañarle en su destino, sea el que sea. ¡Después ya se verá de lo que somos capaces!
¿QUIERES ESTAR CON ÉL, SUBIR A JERUSALÉN Y ACOMPAÑARLE EN SU DESTINO? ¿ESTÁS DISPUESTO A LEVANTARTE Y SEGUIRLE?
Señor, estamos aquí, queremos velar y orar contigo, estar a tu lado en esta hora definitiva, estamos aquí, sabemos que tú también estás. Oramos todos juntos así:
¡Oh Espíritu Santo!
déjanos sentir las caricias de Dios en nuestro dañado corazón,
haznos sensibles a su ternura y dóciles a su voz.
Ayúdanos a sentir la visita del amado, su presencia consoladora
que nos empuje a seguir a Jesús hasta el final,
a ser hombres como el hijo del hombre nos enseñó,
a romper las ataduras del pecado, que sentimos personal y socialmente,
¡Oh Espíritu Santo!
Danos persistencia en la oración,
Haznos capaces de velar y orar ante abismo del mal,
haz que salgamos fortalecidos para hacer de nuestra oración motor de nueva energía que nos lleve a comprometernos a construir nueva humanidad
¡Oh Espíritu Santo!
Acoge nuestra petición de perdón por nuestros pecados y por el pecado de todos los hombres,
Haznos conscientes de los límites de nuestros dones cuando cesamos de cooperar con Dios.
Ayúdanos a mirarnos con tus ojos para entender que pese a que somos mediocres, lo que sucede en nosotros no lo es; y no lo es tampoco a tus ojos.
Canto: Como el padre me amó yo os he amado
Acabamos esta Hora Santa compartiendo lo que el Espíritu Santo ha ido moviendo en nuestros corazones, nuestra petición de perdón por nuestros pecados queda convertida en peticiones al Espíritu Santo para que interceda por nosotros y nos ayude en el camino de la conversión. Tras leer la siguiente oración varios voluntarios, vamos completándola libremente:
– Al contemplar la belleza y la verdad que supone para nosotros la vida de Jesús de Nazareth, el hijo del hombre, te pedimos Espíritu Santo que nos ayudes aencontrar a Dios.
– Al contemplar la entrega de Jesús, te pedimos Espíritu Santo que nos ayudes ahacer hueco en nuestro corazón a Dios para reordenar nuestras vidas.
– Al contemplar su amor, te pedimos Espíritu Santo que nos ayudes a configurarnos según el modelo de persona que nos propone Dios en Jesús, su palabra más auténtica.
– Al contemplar su confianza en Dios, te pedimos Espíritu Santo que nos ayudes aponer nuestra vida frágil en sus manos de alfarero.
– Al contemplar su oración al presentir todo lo que se le caía encima, te pedimos Espíritu Santo que pese a que queremos que apartes de nosotros el cáliz estamos dispuestos a vivirlo confiadamente.
– Al contemplar la ….. (ecos que la hora santa ha despertado en mí), te pedimos Espíritu Santo que nos ayudes a ….
Canto final: AL AMOR MÁS SINCERO (Javier Sánchez)